Cuando el columnismo de derechas se agota de llamar mentiroso a Sánchez siempre le queda el comodín de Pedro Almodóvar. En Twitter, sin embargo, la legión trol (capitaneada por algún secretario regional del PP y el ejército en la sombra de Vox) prefiere señalar a Ismael Serrano, Luis Tosar, Carlos Bardem o Dani Rovira, quienes junto al director manchego apoyaron la manifestación por la Sanidad pública que llenó las calles de Madrid el pasado domingo.
De la orquesta indie del Titanic sólo se pronunciaron (a favor de la mani) los Vetusta Morla y el resto de la tropa moderna permaneció en silencio no vaya a ser que algún gobierno autonómico te tache de la lista para el festival de turno.
Sea como fuere, el caso es que la culpa de todo no la tiene Yoko Ono sino los malditos titiriteros. Hasta el muy moderado Ignasi Guardans dijo en la cadena SER que la manifestación se había politizado porque allí estaba Almodóvar. Hombre, caballero, pero y si Almodóvar quiere manifestarse, ¿por qué no va a poder?
La cruda realidad es que a la derecha ayusista le sorprendió la magnitud de la movilización que se produjo en Madrid y dirigió sus proyectiles hacia los cantautores progres, de los cuales sólo Joaquín Sabina merece ser salvado porque apostató de su izquierdismo y ya sólo cree en los toros y en don Antonio Machín.
Así que tocaba azuzar desde las redes sociales el ataque a la progresía titiritera, los de la zeja, la hidra marxista y la conspiración judeomasónica que, como ironiza Hughes (escribidor en ABC), se hace un “fotón” muy sospechoso, no como los 100.000 pavos que cobraron Taburete en Boadilla.
Fotón https://t.co/vdBgVRjKF4
— hughes (@hughes_hu) November 13, 2022
Esa es la estrategia. Señalar y que sean tus seguidores fanatizados quienes lancen sus invectivas durante días contra aquellos que tú, cobardica, apuntaste con el dedo.
Me dirán que también recibe insultos José Manuel Soto o Bertín Osborne, y bien cierto es que desde aquí hemos ejercido el derecho a la crítica o el sarcasmo con ambos personajes de muy derechista pedigrí. Jamás, sin embargo, hemos animado al linchamiento. Otra cosa es que Twitter se haya convertido en una jungla cada vez más inhabitable. Habra que irse, supongo.
De todos modos, volviendo a lo de la Sanidad madrileña, no cuela. La vociferación contra Almodóvar no puede ocultar que los planes de Isabel Díaz Ayuso para las urgencias en Madrid resultan, simplemente, disparatados. Ni siquiera es una cuestión ideológica. Nadie quiere que le atiendan por zoom cuando a uno le da un infarto. Así de simple.
Dejen en paz a los artistas que quieren significarse ideológicamente.
Y disfruten de sus creaciones, que es lo importante.
DANIEL SERRANO
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