La persecución de Aitana

La persecución de Aitana

La vida sentimental de Aitana se hizo titular de portada en la prensa del corazón y se desencadenó una persecución que derivó en acoso y miedo. En el transcurso de una alfombra roja la cantante pidió, con la voz a punto de romperse por las lágrimas, que no se mostrasen imágenes de su domicilio. “Vienen hombres a las tres de la madrugada y estoy sola tengo miedo” suplicó.  “Pero Aitana, para que no te persigan tendrás que confirmar o desmentir” replicó una reportera. Una lógica de turba que, lamentablemente, suele envenenar al periodismo.

El escándalo y la controversia por la persecución de Aitana saltó a los medios (excelente la reflexión de Andrea García en Público al respecto) y, quizás, tal vez, ojalá, haya cesado esa vigilancia domiciliaria.

No es fácil ser mujer y artista célebre.

Resulta complicado vivir en continua exposición y escrutinio de los medios.

De cualquier modo, Aitana sigue con su vida y éxitos y llenó en Wizink en Madrid como colofón de una gran gira que ha confirmado su condición de nueva estrella del pop.

Y, sin embargo, los medios tendrían (tendríamos) que replantear su estrategia. Desde los tiempos de Isabel Gemio (quien se convirtió en azote de paparazzis cuando estos se apostaban las 24 horas a la puerta de su casa) hay famosos que se revelan contra la continua persecución que padecen.

Antonio Banderas comentaba jocoso, en cierta ocasión, que no entendía por qué le grababan y fotografiaban todos los días cuando iba a comprar el periódico en su moto y salía de su casa en Marbella durante las vacaciones: “Yo creo que esperan que me de una hostia con la moto para tener una buena imagen”.

Aitana, simplemente, ha pedido un poco de respeto. No es demasiado lo que exige.

Otro asunto para el análisis es cómo de enferma se halla una sociedad en la cual la idea de que una mujer está sola en su casa (porque, presuntamente, rompió con su pareja) resulta estimulante para que algunos hombres que deciden merodear la vivienda de madrugada.

En fin.

Entre los buenos propósitos para el año que a punto está de llegar, anotemos lograr que la prensa mida las consecuencias de sus acciones y (cómo mínimo) sepa disculparse. Todo el mundo puede cometer una equivocación. Perserverar en ciertas conductas tóxicas es otra cosa: es vileza.

Ánimo, Aitana.

Noticias Relacionadas

‘Bremen no existe’: punk generacional para el siglo XXI

People & Trends

"¿El futuro era esto?" se preguntan Biznaga en Bremen no existe. Suena la soledad de quienes todavía transitan las distintas periferias, en busca de algo,…

+

¿Qué hacemos con Taburete?

Series & Cine

Cuando un grupo pop se convierte en bandera de cierta clase social o segmento ideológico no hay manera ya de hacer un juicio serio sobre…

+

¿En serio no han adivinado la canción?

Series & Cine

Blanca Romero y Dafne Fernández han conseguido enfadar a cientos de miles de personas en tan sólo unos minutos.  Las dos actrices participan estos días…

+